11 may 2008

El bien común

Si nos basamos en la división del trabajo social de Durkheim, comprenderemos que las relaciones solidarias cohesionan a la sociedad. La idea de solidaridad en el conciente colectivo mediado a través de las instituciones y las relaciones directas, tienen como objetivo, buscar el bien común, mantener la unión y la existencia de la sociedad. Por lo tanto, el objetivo de la política tiene que ser necesariamente la búsqueda del bien común, de lo contrario, la búsqueda del bien individual, u objetivos políticos que no ayuden o que vayan en contra de los principios morales que cohesionan esta estructura, serian una ofensa contra la integridad de la sociedad, un impedimento para su buen funcionamiento, o incluso, acciones políticas erradas amenazan, según el juicio de este ideal moral colectivo, la existencia de la propia sociedad. Desde aquí me baso para afirmar, que las radicalizaciones de las ideas de la derecha basadas en la teoría de la ‘‘jaula de hierro’’ de Weber, son un ejemplo claro en el cual se ilustra, una perdida del sentido fundamental de la política. Mencionar que los individuos están configurados por los barrotes de la modernidad, nos deja en claro, que este ultimo, a perdido toda autonomía, es un ser carente de juicio, nos da a entender que el individuo moderno, es solo un cuerpo sin vida, sin capacidad de razonar y por lo tanto incapaz de tener un juicio político para poder determinar quienes serán sus gobernantes. Este razonamiento político, basándonos en Durkheim, estaría amenazando la estructura de la sociedad, yendo en contra de un sistema representativo democrático, pasando a llevar la moral colectiva y a una sociedad que a determinado voluntariamente, teóricamente hablando, un modelo representativo que le permite autogobernarse. Sin atribuir esta forma de pensamiento a ningún sector político actual en particular, dejando en claro, que esta idea radical puede ser tomada tanto por la derecha como por la izquierda, y considerando el carácter expiatorio que tienen las sociedades como modo de defensa del ideal moral colectivo basado en la solidaridad, y que vemos representado en el derecho ¿cómo se puede explicar, que el derecho represivo muchas veces no sea capas de condenar, tanto en gobiernos democráticos como no democráticos, acciones políticas que no tienen como finalidad el bien común?, ¿son acaso las acciones políticas realizadas desde el estado imposibles de condenar, por ser este ultimo una institución ejemplar y conformada por los tres poderes estatales?, ¿y en el caso de ser condenables, la justicia cae sobre, ‘‘el’’ o ‘‘los’’ culpables, o se sacrifica a uno de sus integrantes? Si esto fuera así, solo me quedaría por concluir que, por lo menos en nuestro país, las acciones políticas cuyo fin no son el bien común y dañan a esta conciencia colectiva o ente normativo, serían constantes y estarían describiendo un circulo vicioso que impediría una estabilidad política permanente que permita conseguir el bien común. Así, por ejemplo, si una acción política realizada desde el estado, va en contra de los ideales solidarios que radican en la moralidad de la sociedad, y además, estas acciones están tejidas al interior de un grupo de personas, un partido político o una coalición, la acción será condenada tal vez por la ley, puesto que posiblemente algún organismo del estado como la contraloría, detecte irregularidades en las funciones del gobierno, pero la ley no cae sobre la agrupación completa, si no que sobre una sola persona o un puñado de ellas, que expié sus culpas. De esta manera, la agrupación, partido político o coalición, que contenga estas ideas poco solidarias permanecerán en el gobierno, amenazando la estabilidad política y la integridad de la sociedad.