19 jun 2008

El juego sucio

Muchas personas, sobre todo las personas de mayor edad, afirman que su época fue mejor que la actual, que antes todo era mejor y que ahora vamos “cuesta abajo”. Y es verdad, algunas veces esto nos puede hacer pensar y nos ponemos un poco nostálgicos y recordamos la época en cuando éramos niños, cuando los padres eran jóvenes y las historias de nuestros abuelos. Y nos preguntamos, ¿acaso todo antes era mejor? ¿Acaso ahora, estamos en esta llamada “decadencia”, ya no hay remedio? “seguramente muchos se han hecho aquella pregunta, pero que tan real es afirmar que antes todo era mejor. “Es que ahora somos todos unos individualistas”, “ahora nadie piensa en nadie, solo en sí mismos”, podrían afirmar algunos. Pero eso de “antes todo era mejor”, se adecua más bien, si se piensa en un contexto feliz del pasado, y si uno se lo toma así, tampoco podemos negar que ahora también nos encontramos, algunas veces, en “contextos felices”. En realidad, esto del individualismo, del egoísmo siempre ha existido, y si miramos hacia atrás nos podemos dar cuenta de eso. Lo que pasa es que hoy nos encontramos ante una verdadera “masificación” de este individualismo. Ahora se es “libremente” egoísta, sin temer nada. Y lo triste es que se puede aplicar a la mayoría de las situaciones. Lo podemos ver en muchas partes de nuestro diario vivir: la economía, la política, la vida privada y personal. En todos estos temas podemos afirmar, que somos seres que queremos solo una cosa: queremos que el final nos convenga a nosotros, y queremos, lo que es más importante aún, ganar. En la actualidad perder en un signo de debilidad y nadie se puede dar el lujo de mostrar esa debilidad ante el mundo, y en muchos casos, ante nosotros mismos. Queremos ganar, y no tenemos ninguna vergüenza en demostrarlo abiertamente. El fin debe significar beneficio, y ninguna otra cosa. Y es que ahora esto esta tan dentro de nosotros, de nuestra realidad, que podemos incluso relacionarlo con algo, que debería significar exactamente lo contrario a esta avaricia, a algo que se supone que debe ser honesto y en algunos casos, incluso inocente. El juego. O acaso ¿uno no se algegra por uan victoria? ¿Acaso no se celebran haber sido mejor que el otro? Y por favor, que no se mal entienda, yo no digo que ganar sea malo, a lo que yo me refiero, es que nos debemos alegrar solo, si hemos alcanzado la victoria de forma limpia y correcta. Y es justamente esto lo que se está perdiendo cada vez más. Queremos ganar, y este deseo es tan grande, que podemos llegar a hacer cualquier cosa por obtener ese fin. Existen una serie de juegos en donde se conocen los ciertos “chantajes” o “fraudes”, como por ejemplo: el futbol. Este juego ya no se ve casi como juego, sino como una pasión, un medio que mueve masas. Y es también por eso que se es tan importante ganar, porque si se pierde, no solo pierde el quipo, sino que pierden todas las personas que los siguen. Y esa es una decepción muy grande. Algunas veces están muy bien preparados y saben que tienen una posibilidad de ganar. La cuestión es cuando se sabe que se está muy débil, pero tampoco pueden dejarse vencer. Es aquí donde entra “el juego juicio”. Pagarle al `arbitro para que les proporcione la triunfo, por ejemplo, es solo una de los muchos medios que existen para llegar al fin. Respecto al deporte existen otros ejemplos por mencionar, tal como lo es el llamado “doping”. Un atleta que quiere ganar una competencia se dopa, para así mejorar su rendimiento, y eso es lo contrario a un juego limpio. Aquí también se burla a la honestidad y se hace amigo del engaño, todo con tal de ganar. Y pues bien, un clásico. Los juegos de casino. Ruleta, Black Jack o Póker. Un dado cargado, unos naipes demás, ¿que más da? Lo importante es ganar, pues aquí también hay dinero de por medio y el dinero muchas veces es una gran parte de este beneficio. En todas estas situaciones han existido y siempre existirán dos opciones en donde se tendrá que elegir entre la buena y la mala, la limpia y la sucia. Y es así, siempre estuvo a nuestra disposición lo correcto, solo que nosotros quisimos elegir la otra. Pues es el ser humano el que elige, es el ser humano el motor de todo el engaño. Y mientras q exista ese afán de ganar siempre existirán los mentiros y los tramposos. Es así y es inevitable. Creer que esto algún día desaparecerá es más bien utópico. Por tanto, los que quieren ganar harán todo lo posible por ello. Les da lo mismo su oponente que puede estar jugando de forma honesta y no tener idea de lo que el otro tiene entre manos. Es ganar, da lo mismo los medios que se usen. Lamentablemente siempre nos encontraremos con gente así y puede ser muy triste, por le hecho de que otros al jugar tienen las mas buenas intenciones. Así es que, lo único que se puede hacer, es conocer y no confiar en el oponente, para así llegar a lo que nosotros queremos, que al fin y al cabo, no es otra cosa que ganar. Fernanda Wammes fernandawammes@gmail.com