Mercaderes, comerciantes, oferentes en fin, palabras que retumbaron hace siglos en las sociedades y llevaron a grandes mentes a plantear si la existencia de esta nueva forma de ejercer intercambios de objetos de valor, esta nueva forma de sustentos era validamente correcta. Precisamente es el intercambio comercial entre ciudades la causal acarra el acumulamiento de capital y riquezas, creando clases sociales y estructuras de estamento distintas. Su confrontación con la iglesia provoco que no sea regular su funcionamiento primario pues la ética y la moral estaba inculcada ya desde la iglesia para los hombres, en donde se veía una sociedad acostumbrada a ciertos parámetros de convivencias y relaciones políticas y comerciales impuestas de cierto modo a través de los años con el paso de distintos gobiernos. Pero lentamente la iglesia lo incluye como una actividad mundana mas, con un consenso entre ética y moral, la ideología y progreso, pero aun así con ciertos prejuicios del uso de dinero y el préstamo con interés. Un cambio fundamental y un giro que da una ideologización diferente acerca del mundo, creando desde ya intercambio y exclusión.Exclusión, aclarando desde el punto de vista de la obra, en donde se ve a Besanio pedir dinero, el cual le servia para cortejar a una futura esposa pues sin esta suma de dinero no se fijarían en él, creando un estigma capital.
Tomas De Aquino publicó definiciones y aclaro puntos acerca del comercio, donde valida y justifica por ejemplo el justo precio, la propiedad privada, el comercio en si y un concepto que se ve explicito en la obra que es la usura. Este es el pensamiento en el cual pueden convivir la ética junto al comercio.
El mundo medieval fue sacudido por el teocentrismo y el fuerte apego a las verdades que solían adjudicarles a Dios y la iglesia, los conocimientos eran semejantes y no se cuestionaban el libre derecho que le otorgaban a un ente ajeno a lo material y a una institución de ejercer la verdad.
El hombre renacentista en cambio expuso un primordial deseo de revivir la cultura, enriquecer a la sociedad de diversas formas de exponer cultura y a su vez obtiene un quiebre paradigmático en cuanto a no creer en todo lo que se ofrece por supuestos reales y absolutos.
Se obtiene un fruto donde “moralmente se inmoralizaron” pues inicialmente no era razonable acumular ganancias porque se era cristiano y como tal se debe seguir ciertos patrones a seguir pero al ya aceptar moderadamente el consumo se produjo una locura y exceso por la adquisición.
Se crea otra mentalidad, haciendo real lo que por ese entonces fue anormal, donde ya no es suficiente rezar para salvarse sino que el adquirir productos y mercancías forman parte del inicio de la inconciencia del gasto, soñando en masa un futuro donde es difícil identificar las identidades y sesgados por la moralidad del progreso, y quizás lo mas importante es recalcar que se piense que es normal progresar de esta forma, porque el cuestionamiento surgió de filósofos pero no se aplicó ni hubo interés de la gente a nivel general.
Francisco Echeverría.
